Las esculturas ibéricas de gran tamaño que se habían encontrado hasta entonces en España o Portugal siempre habían aparecido aisladas, formando parte de algún ajuar funerario. Lo que se encontró en el Cerrillo Blanco en cinco años de excavaciones era un grupo escultórico enorme que no se hizo pensando en enterrarlo sino en exponerlo en un espacio público o en el interior de algún edificio señorial.
La cronología del conjunto suele situarse entre el 470 y el 420 a. C. y parece que las destrozaron un siglo después de haber sido creadas. Los destruyeron a posta, pues hicieron el esfuerzo de romper los rostros de las figuras (posibles retratos) y los signos identificativos de una etnia o familia militarmente poderosa, como serían los emblemas en los cascos de los guerreros.
Parece que después alguien se preocupó de desplazarlas al Cerrillo Blanco, enterrarlas y tapar la fosa
con grandes losas de piedra. En la imagen se ven las losas removidas después de los trabajos de excavación. Imagen extraida de este blog |
El estado de conservación de las piezas era muy bueno aunque mutiladas de tal manera que su reconstrucción ha sido y sigue siendo un trabajo muy difícil. Muchas de ellas están expuestas en el Museo de Jaén
Entre las figuras encontradas hay:
- Guerreros. Ocho estatuas grandes de bulto redondo.
- Otras figuras humanas vestidas en bulto redondo.
- Figuras humanas desnudas en bulto redondo.
- Figuras en relieve: Hay una que llaman "Cazador de liebre con mastín", que me encanta.
- Otros: cazador con perdices, cabeza con tocado, humano luchando con un grifo, toros, becerros, etc.
El escultor
Dicen varios estudios que el estilo y la técnica del escultor no se parece en nada a la de los autores del resto de las esculturas ibéricas en piedra aparecidas hasta ahora en España. Para mi que este escultor conocía muy bien el oficio. Por la simetría que reflejan las figuras sabía muy bien dibujar, y por el movimiento de las figuras y el tratamiento final que deja patente que la piedra fue lijada y pulida con suma finura, consiguiendo calidades increíbles.
A mi me parece que era un escultor genial, y no tengo porqué pensar que se formara en Grecia o una polis griega, una persona que vive cerca de una cantera y se dedica a la piedra seguro que era de la tierra y sabía lo que hacía. Era un artista.
Voy a centrarme en algunas de las figuras humanas pues transmiten de alguna manera como eran aquellos andaluces del siglo V antes de Cristo. Como están tan fragmentadas voy a fijarme en varias de ellas para hacerme una idea de como serían en conjunto.
Guerrero con casco
Esta escultura conserva la cabeza completa. Su expresión es serena y noble, como triunfante. Su cuerpo acumula brazaletes y lleva en el pecho un disco que podría ser parte de una coraza o un pequeño escudo pectoral de bronce (caetra, se llama), signos de jerarquía.
Lleva un casco de
cuero y guarniciones metálicas muy complejo, que posiblemente estaba decorado arriba con un felino que lo protegía con sus
garras. Los dos salientes laterales podían haber servido para ensartar algún
añadido sobresaliente como unos cuernos.
Es un rostro idealizado. cuadrado y juvenil, de ojos rasgados, es decir, anchos y poco abiertos y con el globo ocular saliente. Los ojos los ha hecho el escultor a partir de una línea fina que da la vuelta al ojo completamente, no es un ojo natural pues no tiene el relieve de los párpados sobre el globo ocular como se haría en una escultura que pretendiera parecerse más a la realidad. La nariz está rota pero la podemos imaginar como algo recto y quizá demasiado pequeño para el tamaño de la cara. La boca también es idealizada, aunque refleja mucho mejor lo que sería una boca natural. Lo que echo en falta en esta escultura son los pómulos.
Idealizado quiere decir que es una idea, que representa a un tipo de personas no a una persona en concreto.
Es muy parecido a las esculturas que se hacen en esta época en el Egipto Ptolemaico o en Grecia. Pero no presenta esa sonrisa tan típica de la escultura arcaica Griega.
Kuros de Anavyssos o de Creso, una escultura griega exenta realizada en torno a 525 a.C por un escultor desconocido |
Guerrero alanceando a un enemigo y caballo
En este grupo escultórico podemos apreciar como era el atuendo de un guerrero con la caetra en el pecho y el escudo en la mano izquierda, en el cinturón el puñal curvo, una especie de faldita, brazaletes y lo que parecen el comienzo de unas botas.
Sacerdote con túnica larga
Podemos observar la vestimenta. Tiene un cuerpo un poco femenino.
Varios torsos de guerreros
El pectoral que tienen las tres figuras de la izquierda de la foto me hace pensar que llevasen unas protecciones de cuero o de esparto.
Los animales esculpidos también son impresionantes:
Hay esculturas de dos tamaños diferentes, los guerreros de tamaño natural y otras más pequeñas de alrededor de un metro veinte de altura. También hay altorrelieves con escenas de caza. Este en particular me encanta porque lleva una liebre cogida en la mano y va acompañado de un perro, esta escena la he visto en mi juventud en mi pueblo muchas veces. Observa las pezuñas del perro que han permanecido en la base del relieve.
Altura = 80 cm; Anchura = 60 cm |
La Piedra
Todas las esculturas son hechas de la misma piedra, una arenisca fina que se obtuvo en las canteras de Santiago de Calatrava, localidad situada al sur de Porcuna. Es una arenisca blanca, de grano muy fino y fácil de labrar, conocida en la región con el nombre de "piedra de Santiago". Húmeda, se trabaja con suma facilidad y muy empapada se fractura. Estando seca es dura, aunque se raya fácilmente.
La ciudad ibera que había donde hoy se encuentra Porcuna se llamaba "Ipolca Oretana", luego la llamaron Obulco los romanos. Así que yo voy a bautizar a este escultor como el "Maestro de Ipolca".
La curiosidad
Literal extraída del blog "Los Iberos en Porcuna"
Posteriormente, en el año 1.975, y a consecuencia de los trabajos propios en el olivar, van apareciendo otras esculturas, que venden a un gitano llamado don Virgilio Romero Moreno. Las esculturas compradas por don Virgilio son trasladadas a Bujalance (Córdoba), y éste y su cuñado, don Sebastián Muñoz Cortés, que suelen consultar, a veces, con los museos de Córdoba y Jaén sobre las piezas de estas provincias que pasan por sus manos, las ofrecen en venta al director del Museo de Jaén, el día 19 de junio, que las acepta, en principio, si tienen calidad. Al día siguiente le son mostradas ocho piezas magníficas, comunicándole que poseen otras seis más.
Después de un trato de urgencia y tras examinar las piezas que se encontraban en Bujalance (lucha del Grifo y el atleta, figura fálica, etc.), se consigue ultimar el "trato" con la promesa de convencer al dueño del olivar, para que conceda un permiso de excavación en su finca, mediante una indemnización razonable, quedando ese mismo día todas las piezas aparecidas hasta el momento en el Museo Provincial de Jaén.
Al día siguiente (21 de junio), el director de Museo de Jaén consiguió permiso particular del dueño del terreno, don Benito Cespedosa Santiago, y solicitó inmediatamente, ante el peligro que corría el yacimiento de ser expoliado, permiso oficial de excavaciones urgentes de la Comisaría del Patrimonio Artístico que le fue concedido de inmediato. Ese mismo día recogió un camión de fragmentos de escultura que se encontraba entre los olivos y organizó lo necesario para el comienzo de la excavación al día siguiente. A partir de aquí se suceden cinco campañas arqueológicas (1.975, 76, 77, 78 y 79).
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