Ayer estuve en el cine viendo la película de estreno Mr. Turner. Solo la ponen en un par de cines en Sevilla, y seguro que estrá poco tiempo en cartelera, porque es bastante mala. Dos horas y media de no pasar nada.
Se le ve pintar tres o cuatro veces en la película pero durante solo unos segundos. El director de esta película Mike Leigh, ni sabe nada de pintura ni se ha preocupado por buscar un asesor que le ayude, alguien que sepa del oficio y le impida cometer errores de bulto. Tres ejemplos:
- aparece restregando un pincelillo sin pintura, es como cuando ves a alguien en una película que no sabe tocar la guitara y pone unos acordes que no se corresponden con lo que suena.
- También se le ve escupir sobre un cuadro al óleo, lo que es verdaderamente tonto pues la saliva jamás diluiría el óleo,hacer eso no sirve para nada, otra cosa sería escupir sobre un dibujo al carboncillo, pastel o sobre una acuarela pues estas técnicas se diluyen con agua, y la saliva además tiene cierto poder adhesivo que podría funcionar.
- Se ve a muchos pintores pintando sobre los cuadros enmarcados, como algo normal, con unos marcos torneados que valen una fortuna, y nadie hace eso así pues para ello hay que tener ganas de manchar el marco y perder dinero.
Es una pena porque tiene una buena fotografía en escenarios interiores y exteriores pero no se ven ninguno de los acantilados que pintó el genio, supongo que no habrán desaparecido, seguramente no están porque la labor de retoque fotográfico debe ser grande ya que hoy día todo está llenos de postes eléctricos y viviendas. Sí han reproducido digitalmente la secuencia del paisaje del cuadro "El Temerario remolcado a dique seco", han puesto en funcionamiento un tren de vapor y hay escenas de mucho vestuario y extras. Dinero abundante se han gastado en esta producción y ya se podían haber preocupado de filmar amaneceres y cielos salvajes, pero para eso hace falta dedicar tiempo y sabiduría.
La película imita descaradamente al "Rembrandt" genial que interpretó Charles Laughton en la peli de Alexander Korda.
Yo cometí el error de pedirle a mi hija que me acompañara y ella pasó el suplicio heróicamente, al salir me dijo: ¡vaya película, no tiene sentido y además el personaje era odioso!, un señor que iba andando a nuestro lado se volvió y nos dijo: desde luego, catorce euros tirados a la basura. Varias personas abandonaron la sala antes de terminar la película. Y en la escena de la muerte un convecino espectador dijo en voz baja "a ver si se muere ya".
Las críticas en el festival de Cannes pusieron esta película por las nubes, y a mi me han engañado. El director de esta película no se da cuenta de la resposabilidad que tiene destrozando a un personaje de cara a la mayoría de la gente, pues las películas se quedan, son como los libros.
Lo peor de todo es que siempre estamos intentando juzgar a los personajes históricos con la moralidad occidental existente hoy día, y realmente no importa que Turner tuviese tres mujeres en su vida, o que no sintiera ningún aprecio por su verdadera esposa, ni siquiera que renegara de sus hijas o que quisiese mucho a su padre. Son apuntes interesantes para conocer al personaje, pero lo verdaderamente grande en Turner, y por lo que lo conocemos es su pintura, y esto no aparece en la película.
Esto mismo sucede en muchos biopics de pintores: Sobrevivir a Picasso, Van Gohg, Renoir, y en otros, parece que se ha puesto de moda. Aunque también hay algunas maravillas por ahí como la anteriormente nombrada "Rembrandt", o "La joven de la perla" que es una historia novelada sobre la vida de la familia de Veermer.
La moraleja de esta entrada es que a los artistas hay que juzgarlos por su obra, y no por su manera de vivir, sobre todo cuando vivieron hace más de cincuenta años, y había otra moralidad y otros medios, porque el arte es cultura, no cotilleo, y a la gente le gusta mucho un marujeo.
Quiero hacer aquí un homenaje a William Turner para contrarrestar el efecto de lo que vi ayer, y lo voy a dejar para otra entrada, la próxima, os la debo.
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