martes, 25 de noviembre de 2014

Poema a la chica de la piscina de Stephen Shore


Si la calma del agua esperas
te digo que no podrá;
el repelús tremolino,
rock and roll de la luz,
es por rozar tu piel

Si amor en el aire indagas.
Abrigando está de rocío
los enseres del hotel
en que paró la memoria
de la tarde.
                     Ayer.

Vuélvete que quiero verte.
¿No puedo ser yo quien te quiera?
El confín recién desierto
bajada la escalera
sin descubrir tu identidad
sin tocar tu talle húmedo
fresco bosquejo azul,
sombra,
azulejo,
magín de la hermosura,
muchacha triste.
tu cuerpo dibujado bajo el agua
que se escapa de la piel
rebelde como una sombra
chartreuse que danza
fresco.

Setetenta y siete;
el ocho por diez
y Stephen:
¡Estate quieta pequeña!
Y quieta quedó el agua
y los vórtices de luz
y serás amada por siempre
y por siempre esperarás.

(C) Juan Charro. 2014.


A la foto de la chica de la piscina, de Stephen Shore
Ginger Shore, Causeway Inn, Tampa, Florida, 17 de noviembre de 1977. De la serie Uncommon Places

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