sábado, 18 de febrero de 2012

Lo indecoroso.

He leído una novela titulada "El discípulo de Rembrandt", me ha gustado mucho porque tiene esa sencillez tan verdadera y pegajosa. Yo no leo novelas, pero esta vez he sucumbido al atractivo de la portada y despés a la lectura.
En ella hay algo que me ha hecho pensar: Rembrandt y otro pintor (es un personaje no histórico) discuten sobre la calidad de la pintura dependiendo de su temática, "ES UN ARTISTA QUIEN PINTA RETRATOS", y por consecuencia "NO ES UN ARTISTA QUIEN PINTA BODEGONES".

Y Rembrandt se pasó la vida pintando retratos. Se hizo muchos autorretratos, pues él resultaba ser un modelo barato y esos cuadros se vendían bien. Aunque parezca raro, se autorretrataba porque era un tema que se vendía bien. También pintó a sus hijos, sus esposas, desnudos, pedigüeños y ricachones. Hasta pintó un asesinato. Era un INDECOROSO, de eso vivía.

¿Qué era entonces el "decoro"? Para que os hagáis una idea, una pintura de bodegones no era decorosa, como tampoco lo era pintar personajes que fueran pobres o desnudos. Vamos que estos temas eran de pintorcillos de poca monta.

Sin embargo se vendían bien, y a los pintores en su intimidad les daba igual pintar un florero que retratar a una infanta. Francisco Pacheco dice en su libro "El Arte de la Pintura", refiriéndose a su yerno (Diego Velázquez): "pintar bodegones no tiene decoro, pero hacerlo como lo hace mi yerno es otro cantar"*.

Pero los teóricos del arte que ni pintaban, ni esculpían, ni hacían arquitectura; defendían esta idea a capa y espada, y eran capaces de menospreciar en público a los indecorosos: ¡No son artistas!, ¡eso que hacen no se puede llamar arte!, ¡no seré yo quien llame artista a alguien que pinta bodegones!, ¡lo único digno es la pintura de Historia!, etcétera, etcétera...

El caso es que esto me recuerda la diatriba entre el Arte contemporáneo y el Arte tradicional.

Yo siempre he dudado, y ahí están Juan Charro y Juan de Rita para demostrarlo. Ahora que ya voy siendo perro viejo, me decanto por los dos, pero por igual. Un artista, lo es cuando se dedica a un oficio artístico. ¡Qué más da!

¿Aporta más uno que imite a Tapies, que uno que imite a Leonardo...?

Así que la mayoría de los ultras que defienden el Arte Contemporáneo por encima de todo, son eso... ultras. ¡Un poquito de calma por favor!, que ARCO* no es más que un mercado, y se venden sobre todo antigüedades, con más de 30 años.

Aquí tenéis a Rembrandt. No se puede pintar mejor. La textura de su pintura me hace recordar la textura de la escultura de Juan de Mesa, en otra entrada de este blog, hablaremos de él...

Postdata: La imagen la hice hace unos años y formaba parte de un cartel que diseñé para unas jornadas que se titulaban "Jubilarse es jubiloso". Los retratos de Rembrandt son correlativos temporalmente, se puede ver su precioso envejecimiento. Me encanta.

Re-postdata: pasa lo mismo con los puristas del Flamenco y los flamenquitos, y con los del toreo de arte y los que se llevan el bocadillo a la plaza. ¿Qué importancia tiene?

1 comentario:

  1. * esta no es la frase literal, pero viene a significar esto, para qué vamos a andar con castellanos antiguos...
    * ARCO es la Feria de Arte Contemporáneo que se celebra en Madrid todos los años por febrero, en donde los artistas jóvenes pagan por exponer y los galeristas venden las piezas de los años sesenta y setenta de Miró y Chillida que pillan por ahí. Es la más importante y exclusiva. Aquí tenéis el enlace.

    ResponderEliminar