martes, 3 de julio de 2018

Barcas en el puerto de Colliure. André Derain.

El sol se pone.

Bajo el cielo de limón
Nubes de malaquita
que amenazan con su luz

Montañas de ocre dorado
se abandonan en los lejos.

Acá, los pescadores de puntos
se baten dudosos del verde-azul:
¿qué peces vendrán?
¿Vidrianes, turquesas?
¿Entre la urdimbre del lienzo,
los jades nadando?
¿Cardenillos de plomo
brillando sus vientres blancos?

Las barcas carcomen la arena
de sangre y de fortunela
reflejando la luz turquí del astro rey
en no sé si sombra.

Unas figuras se arroban, y yo también.

Rojo, rojo, rojo, rojo, rojo,
y Derain.


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