jueves, 1 de octubre de 2009

Cuadros que son palabras y tiempo.


Cuando se analiza a una persona por un procedimiento de PNL, se le cataloga normalmente, (tampoco es que yo sea el más experto) como auditivo, visual o sinestésico.

Yo pensaba que debía ser visual, pero no; soy auditivo (hace años que lo sé).

Quizá por esto me gusta escribir. Y quizá por esto no deslindo fácilmente, en una pintura o dibujo, el mensaje que conlleva.


Creo que por ser auditivo hay pocos abstractos que me gusten; algunos sí, como Kandinsky, o mi convecino de Castilleja de la Cuesta (al que no conozco personalmente) Ignacio Tovar.

Es un pintor exquisito, de lentos procedimientos, y un uso del color brillante y maravilloso.

Los títulos que pone a sus obras me dicen que quizá él también es auditivo. Este cuadro en particular se llama "Déjate el fuego encendido". Me lleva a pensar que gracias a la naturaleza todavía tengo algo de rescoldo.


En los realistas más figurativos, pienso en la convivencia de el autor con el lugar y con el propio cuadro. Esa es la parte que vuelve contemporánea a una obra así. En la imagen de un cuadro que contemplas en Internet hay tiempo contenido; tiempo cargado de reflexiones sobre color y cálculos. En la obra de realistas más figurativos como Antonio López esto está, y salta a la luz.

En este cuadro lo que se representa es una situación temporal y una localización. Se plasma en pequeños detalles que normalmente no nos llaman la atención. Cómo se refleja la lámpara encendida, y el resto de objetos que ilumina en los cristales sucios del estudio. No se puede decir más con algo tan sencillo.

Antonio López debe ser también auditivo, de no serlo no habría reparado nunca en estos mínimos detalles.


Este es un cuadro mío del año 2006. En el detalle de arriba se aprecia el tamaño de roca con la referencia de las personas que andan cerca de ella.
Lo pongo porque cuando estuve en la Playa del Guincho por primera vez pensé que tenía que pintar aquello, por muchos motivos. Como soy auditivo, pintándolo escribí este poema para que no se me olvidase lo que sentí, y no solo recordar la imagen que queda, si no también el tiempo que viví:

Me removió la Naturaleza
Como a un bocado sabroso.
Al decir de Vinicius,
se siente la Tierra rodar.
Y enano, sin argumentos,
ni defensa alguna.
Tránsito de mi silencio
con los lápices en la mano.
Y los nervios en la piel.
Pues no solo de color vive el hombre,
También de ruido.
Praia de Guincho. Septiembre de 2006.
A los que estáis aprendiendo, si queréis pintar el mar, y que os quede bien, trazar una línea gris (negro, blanco y azul de ultramar) entre el cielo (azul cyan, ultramar y carmín) y el mar (azul cyan, y verde esmeralda).
Puede resultar gratificante intentar pintar algo parecido a lo que hace Ignacio Tovar. No intentéis lo de Antonio López, sería frustrante. Esto no quiere decir que un pintor sea mejor que el otro, solo es que para hacerlo como don Antonio hay que tener destrezas, que son muy largas de entrenar y don Ignacio que las tiene no las usa, por que su expresión no va por ese derrotero.


1 comentario:

  1. Me encanta leer tus entradas!. Como pintor mental que soy (porque siempre busco excusas para no coger los pinceles)me identifico con muchos de esos sentimientos que experimentas y, verdaderamante, envidio una parte (la física) de tu trabajo. Aunque suene pedante, siento a veces que compongo obras en mi cabeza, y que voy de un lado al otro de la creación artística: unas veces reparo en esos detalles que comentas; otras me vuelco en lo intuitivo...Todos me animan y, la verdad, me cuesta (asignatura pendiente del profe de Arte o miedo a entrar en un mundo que me sustraiga del resto).

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