miércoles, 13 de enero de 2021

Museo de Granada. "San Jerónimo Penitente en el desierto". Alonso cano.

Museo de Granada. "San Jerónimo Penitente en el desierto" (algunos autores lo llaman "San Jerónimo y el ángel trompetero"). Óleo/Lienzo. Con marco:  205 x 260,50 cm. Sin marco: 167,50 x 222 cm

Lo que se cuenta en el cuadro

San Jerónimo meditaba en su retiro cuando se le apareció un ángel tocando la trompeta del Juicio Final.  

Lo que se ve en el cuadro
Alonso Cano lo aprovecha para demostrarnos su domino de la descripción anatómica a través del escorzo del ángel, y su interés por el paisaje, que se abre, colorista y luminoso, en la parte izquierda.

Los símbolos con los que se representa a San Jerónimo en este caso son: Sombrero y ropa de cardenal (de color rojo), un león (que está tan oscuro que casi no se aprecia, y yo no he conseguido en Internet una foto mejor, esta está sacada de la web oficial del Museo de BBAA de Granada), una cruz, una calavera que está debajo del libro (la cual remite al tópico del memento mori), y el libro que debe ser la Biblia "Vulgata" que escribió él mismo.

Pero se aprecia todo mucho mejor en la versión del mismo Alonso Cano que hay en el Museo del Prado (aunque no está expuesta) Son casi iguales, varían un poco las medidas y la posición del ángel.

"San Jerónimo penitente" Museo del Prado (no está expuesto) Hacia 1660. Óleo/lienzo, 177 x 209 cm. 

¿Porqué dos cuadros casi iguales?

Alonso Cano fue ante todo dibujante y diseñador, y fue igualmente exitoso como arquitecto, escultor y pintor.

Sus dibujos se usaban como "modelinos", se vendían. Otros pintores las usaban como modelos para sus cuadros.

Dibujo. Alonso cano. Un ángel con la trompeta del Juicio Final. Museo del Prado.660 - 1667. Aguada, Pluma sobre papel verjurado, amarillento, 122 x 168 mm. No expuesto

Este dibujo del ángel tiene exactamente la misma posición que la del Cuadro del Museo de Granada.

La pintura no se entendía como la entiende mucha gente hoy día, como una expresión artística-sentimental. La pintura tiene varias funciones, una es la decorativa, otra es la narrativa, y si una iglesia pretendía disponer de una herramienta que explicitara la vida de San Jerónimo, o tenía una pintura, o una escultura, haciendo la misma función que hoy día haría un cartel o un vídeo. Cuanto mejor estuviese hecho mejor cumpliría su función, y más caro sería su valor. O sea que nada de sentimentalismos.

Por eso un pintor repetía sus cuadros, para sacarle más partido, más rendimiento. Y eso no le quita al cuadro ningún valor. 

De hecho todavía hoy día se hace así, y los cuadros son obras de arte independientes, aunque se parezcan mucho no son arte en serie porque se hacen completamente a mano.

Atención a los arrepentimientos de las piernas.


Llamamos "arrepentimiento" en pintura a una zona de un cuadro en la que se aprecia algo que el autor pintó y después borró tapándolo con pintura. En este caso se aprecian perfectamente las piernas borradas del ángel, que Alonso cano pintó en primer lugar de la misma forma que en el cuadro que hay en el Museo del Prado, luego las borró porque cambió la posición del ángel.

El tiempo ha hecho que el óleo transparente la capa inferior. En la foto las he colocado una al lado de la otra para que se vea que tienen la misma forma.

Un dato curioso de este cuadro

Un estudio de «San Jerónimo y el Ángel Trompetero» descubre las huellas de los dedos de Alonso Cano. 06/06/2002. tweetfacebook

Según Luis Rodríguez, autor de la investigación, «al parecer, únicamente en la mitad superior se puede interpretar como la huella dejada por la mano manchada de pintura del propio Alonso Cano, al apoyarse sobre el cuadro en el transcurso de la ejecución de éste, debido a sus grandes dimensiones».

 Otro 

El león (al que habría librado de una espina en su pata, según la Leyenda Áurea posiblemente se trata de una confusión de Jacopo da Vorágine, atribuyendo a Jerónimo lo que se decía de San Gerásimo.

 

Un poco de la biografía de Alonso Cano


Granada, 1601 - Granada, 1667

Probablemente tuvo su primera experiencia con las artes en su propio hogar, ya que su padre diseñaba y tallaba retablos y sillerías de coros. La familia se mudó a Sevilla, y cuando Alonso tenía quince años fue admitido al taller de Francisco Pacheco, donde coincidió con Velázquez por varios meses. Y fueron amigos durante toda la vida.Desde temprano mostró fascinación por la belleza de la forma humana y facilidad para el escorzo y la representación del movimiento.

En 1638 fue a la corte por invitación del Condeduque de Olivares, el poderoso primer ministro de Felipe IV, quien se complacía en favorecer a los artistas provenientes de su natal Sevilla. Una vez en Madrid, Cano colaboró en la decoración del Palacio del Buen Retiro y el Alcázar. Su producción artística en esta ciudad manifiesta su estudio de las colecciones reales y también su familiaridad con la obra de los pintores de corte. 

Oscuridad 

Cano tuvo que abandonar Madrid en 1644 a raíz del asesinato de su esposa -fue acusado del crimen, pero logró probar su inocencia a pesar de haber sufrido tortura- y se mudó a Valencia, donde permaneció varios meses. 

De vuelta en Madrid, trabajó en las decoraciones para las fiestas en torno a la boda de Felipe IV con Mariana de Austria. Durante estos años, el arte de Cano evolucionó de las composiciones monumentales, más pesadas, que había aprendido en Sevilla hacia formas más elegantes, dinámicas y barrocas, y también empezó a favorecer colores más transparentes y tonos más claros. 

La vida del artista dio otro giro en 1651, cuando regresó a su Granada natal con la idea de ordenarse sacerdote y obtener un puesto de canónigo en la catedral. En espera del puesto (que obtuvo en 1652), trabajó en numerosos proyectos para la catedral, así como para otras iglesias, monasterios y conventos de la ciudad, especialmente los pertenecientes tanto a la rama masculina como la femenina de la orden franciscana. En 1660, luego de una estancia en Madrid y en Salamanca durante la cual recibió los hábitos de sacerdote, se reintegró a la catedral de Granada como canónigo y terminó su serie sobre la vida de la Virgen para esa iglesia. Pocos meses antes de su muerte recibió el título de maestro mayor de la catedral y diseñó su fachada, que se construyó póstumamente.

Alonso Cano pintó muchas veces a San Jerónimo. Veamos unos cuantos:

Estos se subastaron los días 29 y 30 de noviembre de 2020. Ver Nota 1.

"Magdalena penitente" y "San Jerónimo en el desierto" (pareja de O/L, 71 x 93 cm)

San Jerónimo, de Alonso Cano. Hacia 1653. Óleo sobre lienzo. 104 x 205 cm. Colección particular. (imagen extraída de https://www.paperblog.fr/9095224/pendants-solo-masculin-feminin/)

Quién fue San Jerónimo. 

Eusebius Sophronius Hieronymus. (Estridón, Dalmacia, c. 340 - Belén, 30 de septiembre de 420). Conocido comúnmente como san Jerónimo,​ pero también como Jerónimo de Estridón 

Fue el traductor de la Biblia del griego y del hebreo al latín por encargo del papa Dámaso I. La traducción al latín de la Biblia hecha por San Jerónimo, llamada la Vulgata. Se publicó en el siglo IV DC. y fue declarada en 1546, durante el Concilio de Trento, la versión auténtica y oficial de la Biblia para la Iglesia católica latina, hasta la promulgación de la Nova Vulgata, en 1979, el que ahora es el texto bíblico oficial de la Iglesia católica.

Partió a la edad de doce años hacia Roma con su amigo Bonosus para proseguir sus estudios de gramática, astronomía y literatura. Se convirtió al cristianismo a los 16 años.

Deseando intensamente vivir en ascetismo y hacer penitencia por sus pecados, Jerónimo marchó al desierto sirio de Qinnasrin o Chalcis ("la Tebaida siria"), situado al suroeste de Antioquía. Rechazaba especialmente su fuerte sensualidad, su terrible mal genio y su gran orgullo. Pero aunque allí rezaba mucho, ayunaba y pasaba noches en vela, no conseguía la paz y descubrió que no estaba hecho para tal vida a causa de su mala salud,​ su destino no era vivir en soledad.

Escribió muchas cartas que se conservan:

Yo, que por temor del infierno me había impuesto una prisión en compañía de escorpiones y venados, a menudo creía asistir a danzas de doncellas. Tenía yo el rostro empalidecido por el ayuno; pero el espíritu quemaba de deseos mi cuerpo helado, y los fuegos de la voluptuosidad crepitaban en un hombre casi muerto. Lo recuerdo bien: tenía a veces que gritar sin descanso todo el día y toda la noche. No cesaba de herirme el pecho. Mi celda me inspiraba un gran temor, como si fuera cómplice de mis obsesiones: furioso conmigo mismo, huía solo al desierto... Después de haber orado y llorado mucho, llegaba a creerme en el coro de los ángeles.

Carta XXII "A Eustoquio".

Es considerado uno de los cuatro padres de la Iglesia Católica, junto a San Agustín, San Gregorio, y San Ambrosio.

Notas 

  1. ars magazine revista de arte y coleccionismo. Muy sueltos de pincelada. Salieron a la puja en 40.000 euros cada uno. En abril de 2020 su lienzo redescubierto de Tobías y el ángel (O/L, 158 x 196 cm; 33), procedente del refrectorio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla, pasó de los 35.000 euros iniciales a 150.000, que con el 21% de comisión e impuestos quedó finalmente en 181.500 euros; como precio final. 

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